Por qué


Porque es necesario. 

Con Daniel Kaboko en Malawi

Con Daniel Kaboko, Malawi

La innovación y emprendimiento social generan desarrollo inclusivo y sostenible.

El desarrollo de la Economía Social es clave para construir entre todos y todas una sociedad próspera, equitativa, democrática, sostenible e inclusiva.

La empresa es un motor económico esencial. La actividad empresarial, el comercio, los oficios, la fabricación… se iniciaron en el Neolítico gracias al excedente agrícola, creando las primeras civilizaciones (Mesopotamia, Nilo, Ganges, Mesoamérica…).

Es un elemento inherente al desarrollo en todas las civilizaciones. La cuestión es fomentar una empresa con impacto y valores sociales que genere desarrollo sostenible y equitativo.

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Porque es diferente

árbol rLa innovación social y la promoción de empresas sociales necesita una lógica en gran medida diferente a otras líneas de trabajo para el desarrollo territorial.

Es diferente a la promoción de start-ups no sociales. Se diferencia en el para qué, el qué, el quién y el cómo. Para qué: para el desarrollo territorial. El qué: emprendimientos cuyo objetivo prioritario es el impacto social. El quién: emprendedores/as sociales y personas vulnerables como protagonistas. El cómo: sistemas participativos e incluyentes.

Es también diferente al sistema convencional de Cooperación al Desarrollo. Se construye a partir de la iniciativa de las personas protagonistas. No existen beneficiarios/as, sino personas emprendedoras que lideran sus emprendimientos. Y la lógica no consiste en ejecutar y justificar los gastos presupuestados, sino generar ingresos y actividad empresarial.

No sigue la lógica vertical de construir una casa: diseño y ejecuto. Sino la lógica orgánica de un árbol: genero condiciones para que crezca por sí mismo. Las empresas sociales son entes vivos que crecen desde dentro.

Porque funciona

Ismael

Ismael, emprendedor y técnico de promoción emprendedora, Honduras

La promoción emprendedora bien concebida funciona, genera impacto de forma muy eficiente. Crea empleo, enriquece las familias, empodera a las mujeres y refuerza la capacidad organizativa y democrática de la sociedad.

Un caso claro: la incubadora social Emprende de Tocoa, Honduras. La diseñé y puse en marcha por encargo de Cáritas. Enseguida trasladé el timón a un emprendedor local brillante: Ismael Pineda.

El proyecto estuvo en marcha ocho años. En este tiempo, con una metodología muy directa y clara desde el inicio, atendió 60 proyectos de emprendimiento social y, aquí viene lo importante, más de la mitad se consolidaron como empresas y cooperativas. El impacto de crear más de 30 empresas en una pequeña localidad es enorme.

Y el único equipo del proyecto era Ismael, acompañado por un sistema de microfinanciación y fondos para la formación de las personas emprendedoras. Algo sencillo y comparativamente muy económico. ¿Cómo se puede conseguir este alto impacto con un coste tan bajo? Es muy sencillo, porque quien pone en marcha las empresas son las personas emprendedoras, con su iniciativa y su energía. Son ellas las que crean, arriesgan y aportan valor, las que generan el impacto. Nuestra labor es meramente facilitar el ecosistema para que puedan hacerlo. Algo que no es caro, pero sí complejo y requiere conocimiento especializado.